pecado_gourmet_habitos_hacer_cartel_luminoso

Nutrición y la alimentación saludable

En una época donde la industrialización de los alimentos ha colmado los lineales de supermercados, tiendas tradicionales e incluso restaurantes, es difícil encontrar productos que hayan tenido un tratamiento natural y sostenible, respetando los tiempos de crecimiento, sin modificaciones genéticas y sin la utilización de productos químicos nocivos que permitan disfrutar de una buena nutrición o llevar a cabo una adecuada alimentación saludable.

Desde Pecado Gourmet queremos reforzar la idea de que comer es algo más que masticar y digerir. Como ya os hemos comentado en otros artículos, “alimentarse” tiene más que ver con nuestro cuidado personal, nuestra salud y nuestra forma de vivir, que con una simple ingesta de alimentos. Por eso, hemos elaborado una lista con nueve consejos para que os sea más fácil llevar una alimentación sana, equilibrada y consciente. Apunta, buen comedor, y empieza ya ese pequeño cambio que te ayudará a elegir mejor tanto qué productos usar como de qué manera prepararlos:

  1. No comas nada que tu tatarabuela no reconocería como comida.

    Si bien es cierto que dentro de la cocina de autor, por ejemplo, hay mucha innovación y la presentación de los alimentos puede desconcertar, unas lentejas, deconstruidas o no, siempre serán unas lentejas y nuestras abuelas las comerían seguro, pero un fosquito o una pantera rosa pues…¿Te acuerdas de estos “manjares” que a veces nos daban nuestras madres para el recreo? Eso tu abuela lo escupiría…o no, porque estos productos tienen la cantidad exacta de azúcar, sal y grasas para engañar a tu cerebro y hacerte creer que son apetecibles y que, además, los “necesitas”. ¿Has oído hablar del “bliss point”? Busca a Gemma del Caño y toma nota.

  2. Come menos.

    (sube la calidad, baja la cantidad). Si además de comer un poquito menos te mueves un poquito más, mejor que mejor. El ser humano no está concebido para ser sedentario y, sin embargo, la mayoría tenemos trabajos sedentarios a los que dedicamos unas 8 horas al día…En la medida de lo posible, intenta aplicar esto: poco plato y mucho zapato.

  3. Trata a la comida como algo especial.

    Comer en 5 minutos un sandwich envuelto en plástico y que te ha costado 5 euros o más en la primera franquicia de turno es engañar a tu cuerpo y tu cuerpo te lo hará pagar tarde o temprano. Si es posible (no siempre las exigencias del día a día lo van a permitir, pero intenta que así sea), elige y observa lo que vas a comer, saboréalo, despacio, y da gracias por tener algo que comer. Disfruta de las texturas, los olores, los matices del sabor al comienzo, durante y al final de la mordida. ¿Sabes que hay alimentos que tienen retrogusto? Haz de los momentos de ingesta de comida (desayuno, comida, cena) momentos de placer y de pausa.

  4. Evita usar productos que pretendan hacerse pasar por lo que no son.

    ¿Dices que la margarina es como la mantequilla? Además, aunque nos lleve tiempo, deberíamos acostumbrarnos a leer el etiquetado de los productos alimentarios que compramos. Una vez adquirido el hábito y aprendido qué aditivos, conservantes y demás emulsionantes son buenos y cuáles son veneno, será más rápido hacer la compra, sabremos qué elegir y podremos estar seguros de estar cuidando nuestra alimentación. Existen aplicaciones para el móvil que nos pueden ayudar a descifrar y entender el etiquetado de los productos.

  5. Come comida con colores naturales.

    Refleja la variedad de diferentes antioxidantes que la naturaleza ofrece. Las panteras rosas, los donuts de mil colores con virutas lilas, verdes, azules, fucsias, naranjas…todo esto es auténtica basura para tu organismo. Por mucho que nuestro cerebro nos haga salivar ante uno de estos falsos “alimentos” y aunque ingerirlos de vez en cuando no nos hará mal, debemos intentar evitarlos y que no formen parte de nuestra dieta cotidiana.

  6. Come algunos alimentos en estado salvaje.

    Pero ojo: la moda del “raw food” (comida cruda) hay que cogerla con pinzas y saber qué alimentos sí y qué alimentos no. Hay alimentos que no solíamos comer crudos y que, al comerlos así, su valor nutricional aumenta o, más bien, no se reduce como ocurre cuando los cocinamos y, sobre todo, cuando los exponemos a excesivos tiempos de cocción. También es cierto que hay alimentos que al ingerirse crudos pueden dificultarnos demasiado la digestión e incluso podríamos llegar a enfermar. Infórmate bien antes.

  7. Come alimentos plantados en suelo sano y cercano.

    Por sano nos referimos a suelos no tratados químicamente o tratados con productos respetuosos tanto para el alimento como para el cuerpo y, por supuesto, también para la sostenibilidad del propio suelo y del ecosistema. Es importante matizar que un producto ecológico no es garantía de sostenibilidad (el producto puede venir del otro lado del planeta, cosa que no lo hará muy sostenible, por ejemplo).

  8. Si te gusta, tómate un vaso de vino con la comida o la cena, de hecho parece demostrado que en algunos casos podría ser beneficioso para el organismo. Y claro vigila que sea un buen vino.
  9. Busca el equilibrio.

    Asegúrate de que comes verduras, legumbres, fruta y pescado con regularidad y, de vez en cuando, carne, pasta, patatas e incluso chocolate. No hace falta ser un experto en nutrición para alimentarse con sentido común. Básicamente, todo se resume en usar producto fresco, de temporada y local. Y lo procesado y ultraprocesado, míralo con lupa y sin miedo, porque no todo es malo. “Químico” no es igual a malo de la misma manera que “vegano” o “casero” no es igual a bueno.

Esperamos que estos consejos os resulten útiles. El equipo de Pecado Gourmet, a la hora de seleccionar sus productos los tiene muy en cuenta. Estamos convencidos de que apostar por una alimentación de calidad, elaborada por productores artesanos, respetando el bienestar animal y la sostenibilidad de la naturaleza es la mejor manera de alimentarnos y alimentar.

 

“Un hombre no vive de lo que come, sino de lo que digiere”. Michael Pollan